Las hernia discal es la causa más frecuente de afección radicular en adultos entre los 30-50 años. La clínica está dominada por el dolor intenso «radicular», eléctrico como una descarga, incapacitante que aumenta con el movimiento y con las maniobras que aumentan la presión intraraquídea (toser, estornudar, defecar). También produce una alteración sensitiva a nivel distal del dermatoma afectado con afectación de los reflejos osteotendinosos.
No es infrecuente que un paciente solicite una segunda opinión porque tiene una hernia en el espacio L4-L5 y la clínica y el electromiograma orientan hacia una lesión de S1. Normalmente se enseña (y se aprende) como un axioma que la hernia discal entre el espacio L4-L5 afecta a la raíz L5 y que la hernia discal en el espacio L5-S1 afecta a la raíz S1. Eso es cierto cuando la hernia discal es lateral (foraminal o extraforaminal; C en la figura 1.).
En la Figura 1. se muestran los diferentes tipos de hernias: A medial, B posterolateral y C lateral. Fijándonos en el espacio L4-L5 dependiendo del tipo de hernia la afectación radicular puede variar: si la hernia discal es medial se afecta la raíz S1, si es posterolateral la raíz L5 y si es lateral la raíz L4.
Una hernia discal central dependiendo de su tamaño (añadido a otras alteraciones de la columna lumbar que disminuyen el canal) puede afectar a una o varias raíces (figura 2.).
En este caso una hernia central de gran tamaño puede afectar bilateralmente a las raíces S1 y las raíces L5.
Una de las situaciones más graves es el prolapso agudo del disco intervertebral que provoca una compresión aguda de la «cola de caballo», es decir, una compresión de las raíces lumbares y sacras.